Del libro Puta y Feminista de Georgina Orellano
19 de septiembre de 2016

Fragmento: ¿Qué hace una chica como vos, a estas horas de la noche?

La primera vez que tuve a una prostituta delante mío yo hice esa pregunta, esa que luego me hicieron a mí: ¿No tenés miedo que te pase algo? ¿Que un cliente te violente y no saber cómo defenderte? Estar dentro de cuatro paredes con un desconocido te hace vulnerable. Pensé. Pensé mucho en que en algún momento eso podría sucederme en el trabajo sexual y frente a esto genere estrategias propias de defensa que por suerte yo sabía que no las iba a utilizar. Pensé también en cómo estigmatizan nuestro trabajo porque, claro, eso no le preguntarían a una trabajadora del hogar, a una secretaria o a una empleada de comercio.

Pensé cuántas veces fui a bailar, me emborraché y me fui a la casa de un desconocido, cuántas habremos echo eso sin que nadie este allí preguntándote: no tenés miedo? Cuántas veces fui a un bar a divertirme con amigas y termine en una cama desconocida, entregándole la total confianza a un tipo que conocí esa misma noche y con el cual solo sabía su nombre y a qué se dedicaba.

Pensé la vez que tome un taxi y sin darme cuenta ese taxista también desconocido se estaba masturbando delante mío y solo atiné a decir que me deje en la esquina, pagarle y caminar bien rápido hasta estar segura que puso en marcha su auto y se fue. Pensé en no tomar más taxis pero no quise regalarle más espacios a los hombres y tome uno, dos, tres....Pensé en salir a bailar con la promesa de volver sola a casa pero no pude, terminé acostándome con un tipo que conocí esa misma noche. Pensé en las calles oscuras en las que caminé sola siendo adolescente demostrando no tener miedo, pensé cuando sufrí un intento de violación a mis 16 años no usar más polleras para no provocar a los tipos y no pasar más por esa calle frente a los yuyos, pero no pude. Termine usando minifalda y caminando todos los días por esa calle, demostrando a mi pasar NO LES TENGO MIEDO.

Pensé a cuantas situaciones nos enfrentamos las mujeres a diario en la vía pública, en el transporte, en el trabajo, en los bares, los boliches, en nuestros propios hogares y vuelve la pregunta: ¿No tenés miedo? Luego afirman "Hay que abolir la prostitución porque implica violencia hacia las mujeres, porque los hombres las violentan", y vuelvo a pensar: ¿a nadie se le ocurriría abolir los bares, prohibir la circulación hasta altas horas de la noche de nosotras las mujeres, abolir el matrimonio y tantos otros lugares donde la mujer esta expuesta a sufrir violencia de género? Parece que no. Que solo nuestro trabajo implica violencia para algunas.

Pienso y mientras lo hago guardo el gas pimienta en mi cartera y no voy a trabajar, voy a bailar porque comprendí que TODAS las mujeres estamos expuestas a sufrir violencia de género por el solo hecho de haber nacido mujer. De nuevo me preguntan: ¿No tenés miedo? Y contesto NO. No tengo miedo. Déjenme correr mis propios riesgos.

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